FLAN DE DULCE DE LECHE CON CROCANTI DE ALMENDRA CARAMELIZADA

Cuando hay que celebrar buenas noticias,  no hay mejor manera que hacerlo con un postre, en este caso  un flan que aún apetece comer bien fresquito. Este es uno de los preferidos de mis hijos aunque yo reconozco que me empacha mucho (no soy muy golosa) y no hay que olvidar que el dulce de leche es en realidad una variante caramelizada de la leche por lo que es altamente calórico. Es un dulce tradicional latinoamericano y dependiendo de la zona que se consuma tiene un nombre u otro: manjar, manjar blanco, arequipe o cajeta y con él se pueden hacer alfajores,  tortitas, pasteles, helados o tortas. Es fácil de hacerlo en casa, pero teniendo en cuenta el tiempo y el costo que se necesita en prepararlo, os aconsejo comprarlo ya hecho en cualquier supermercado. De todas formas, otro día colgaré un nuevo post con la receta de cómo prepararlo casero para que todos podáis hacerlo.
Este flan, a pesar de haberlo hecho varias veces en casa, lo presentaba en la mesa siempre igual, con rosetas de nata montada que es cómo les gusta a los niños. En esta ocasión, me dió una idea el blog "Los pecados de Adán" que lo presentaba con el crocanti y con hilos de caramelo como adorno. Yo lo he adaptado a mi estilo presentándolo en copas y con el crocanti hecho trozos  en el fondo. Os dejo la receta para que disfrutéis de un postre que es muy fácil de hacer y que sorprenderá a más de uno. Qué aproveche!!


6 huevos
3 tazas de leche
1 tarro de 380 gr. de dulce de leche
5 cucharadas de azúcar
1 cucharada de azúcar vainillada

Para el crocanti:
1/2 taza de almendra de granillo
1/2 taza de azúcar moreno

Para los adornos de caramelo:
4 cucharadas de azúcar
2 cucharadas de agua


Primero haremos un caramelo que  echaremos en el fondo de una flanera o un molde que se pueda cerrar herméticamente porque lo podremos hacer bien en la olla a presión o en el horno al baño maría, como más os guste. Con la olla es más rápido, pero la textura que le queda en el horno a mí me gusta más. En un cazo echamos la leche y el dulce y lo pondremos a fuego lento hasta que se disuelva ya que el dulce es una crema muy densa. Mientras se va disolviendo no dejéis de mover con una cuchara de madera hasta que se haya mezclado bien. Lo retireraremos del fuego y lo dejamos templar. 
Mientras se va enfriando la mezcla de leche y dulce, batimos los huevos con el azúcar. Una vez batidos, a mi me gusta colar 2 veces el huevo siempre en los flanes y en el tocino de cielo para así limpiar de espuma y babas que lleva las claras. De esta manera, la textura del flan quedará mucho más fina al paladar. Cuando la leche y el dulce estén ya templados, se irán añadiendo al recipiente donde hemos colado por última vez los huevos y el azúcar e iremos integrándolo todo con un batidor de varillas suavemente. Lo pasaremos a la flanera o molde donde vayamos a cuajar el flan vertiéndolo con cuidado. Yo usé una fiambrera redonda hermética para cocerlo en la olla a presión, y 3 moldes desechables pequeños para hacerlos al baño maría en el horno. Cuando cerremos bien la fiambrera la introducimos en la olla a presión con 2 dedos de agua y cocerá durante 20 minutos a contar desde la primera salida de vapor. Si lo vais a hacer en el horno, éste lo precalentaremos a 180º. Pondremos los moldes en una fuente apta para horno también con dos dedos de agua y meteremos algunas cáscaras de huevo en ella para que cuando el agua se caliente no salpique y caiga dentro de los flanes. Hornearemos durante 40 minutos a 180º, aunque el tiempo es orientativo porque varía según el horno que tengáis cada uno. La mejor forma de saber si están hechos o no, es introduciendo una aguja de pincho. Si sale seca está ya hecho, si no es así habrá que dejarlos algunos minutos más.
Cuando el flan de la olla ya esté hecho, lo sacamos de la olla con cuidado de no quemarnos y lo abrimos. Mojamos en el grifo un trapo de algodón y lo escurrimos bien. Con él taparemos el flan para que no se reseque mientras se enfría y quede bien jugoso. Si cuando pasen unos minutos, notamos que el trapo está templado, lo volvemos a mojar y escurrir y taparemos de nuevo el flan. Incluso para guardarlo en la nevera yo lo dejo tapado con el trapo húmedo. Con los flanes individuales, hacemos lo mismo. Los sacamos de la bandeja y los tapamos también con un trapo. 
Se pueden y deben dejar enfriar a temperatura ambiente y luego meterlos en la nevera para que coja frescor mejor si es de un día para otro. Mientras, podemos ir realizando los adornos de presentación. Primero, haremos el crocanti caramelizado. Para ello, pondremos el granillo de almendra y el azúcar a fuego lento para que ésta vaya fundiendo y se vaya integrando con la almendra, hasta quedar como una especie de salsa. La verteremos encima de una hoja de papel sulfurizado de horno y con una cuchara esparciremos más o menos según el grosor que queramos darle. Lo dejamos enfriar. Cuando ya esté frío, podéis cortarlo en trozos, que fue lo que yo hice para ponerlo al fondo de la copa, o si vais a presentar el flan entero en un plato grande, pasarle un rodillo por encima varias veces, hasta dejarlo hecho prácticamente polvo de crocanti y ponerlo como fondo en el plato de presentación. En un cazo, haremos un caramelo con el agua y el azúcar. Cuando esté rubio, lo dejamos templar un minuto y con la ayuda de un tenedor hacemos hilos de caramelo sobre papel de horno. Lo dejamos que enfríe para luego despegarlo y que nos sirva para adornar el postre. A la hora de servirlo, como os he dicho, usé copas. En el fondo troceé un poco el crocanti. Volqué el flan en un plato llano y corte cuadrados de flan que coloqué encima y adorné con el caramelo. Quedó así de bonito...

















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