PECADO DE CHOCOLATE 

Ayer estuve investigando un libro de repostería enorme de mil y pico de páginas que compré hace más de 20 años en una feria del libro cuando empezó a interesarme la cocina y la repostería. No tiene ninguna foto y las indicaciones de las recetas son un poco liosas. Recuerdo que cuando lo leí la primera vez no me gustó nada porque no sabía ni la mitad de las cosas que explicaba y acabó siendo un objeto decorativo en el mueble del salón, aunque eso sí, me ha acompañado en todas las mudanzas de casa que he hecho por si algún día le encontraba utilidad. En todos estos años no he dejado de leer libros de cocina, buscar blogs, ver vídeos, probar recetas... sobre todo de repostería que es lo que más me gusta, aunque tengo que reconocer que le tengo mucho miedo porque confío poco en mí y pienso siempre que me va a salir mal. Me fijé como reto personal cuando empezó el año, que ya era hora de inventar y apostar con creaciones mías con variantes de recetas que ya tengo de otros blogs o de otros libros y probar a ver qué salía. Y ayer leyendo este libro se me ocurrieron varias ideas. Este bizcocho viene titulado como "Bizcocho de monjas", pero había cosillas que no me acababan de convencer. Los huevos se batían enteros, era sin sabor sólo llevaba un yogurt natural y usaba mantequilla. Así que lo remodelé a mi gusto y quedó bastante bueno. Separé claras de yemas, usé aceite de oliva en vez de mantequilla y sustituí el yogur por cacao puro en polvo. El resultado, un bizcocho esponjoso, ligero y de un ligero sabor a chocolate, por lo tanto un "pecado", jjjaaa. Mi hija no es muy chocolatera y por esa misma razón lo decoré con rosetas de azúcar glass, pero con una cobertura de chocolate o salsa fudge de chocolate tiene que estar de muerte. De todas formas si os gusta un sabor más intenso podéis añadir más cucharadas de cacao o bien una tableta de chocolate negro de cobertura, pero os quedará un bizcocho algo más húmedo.

4 huevos
450 gr de harina bizcochona
500 gr de azúcar
2 cucharadas y media de cacaco puro
400 gr de leche
300 gr de aceite de oliva
2 sobres de levadura
Una pizca de sal
Azúcar glass para decorar

Lo primero será separar las yemas de las claras en dos boles. En el de las yemas, añadimos el azúcar y batimos. Olvidaros de batidora de varillas eléctrica. Este bizcocho es de los de toda la vida batido a mano. Sólo podréis usarla para montar las claras, pero lo demás de forma manual. Con el resultado que tendréis al final lo agradeceréis. Añadimos la leche y mezclamos bien. Después iremos añadiendo el aceite de oliva poco a poco, removemos e integramos. En un cuenco aparte vamos a mezclar la harina, el cacao, la levadura y la sal. Lo tamizamos todo encima del bol de las yemas que hemos estado trabajando. Mezclamos sin batir demasiado. No importa que quede algún grumo porque cuando se hornee desaparecerá. Si le damos un batido excesivo por intentar dejar la mezcla fina, la harina perderá aire y por tanto esponjosidad.



Ahora montaremos las claras con una pizca de sal a punto de nieve. Ahora sí podéis hacerlo con la batidora de varillas eléctrica, tardaréis pocos minutos.



¿Cómo sabemos que está a punto de nieve? Haciendo la prueba del volcado. Si ponéis el bol boca abajo y las claras se quedan pegadas sin caerse ni resbalar, es el punto perfecto. En esta foto aunque no es muy buena, creo que se ve que estaban a punto de nieve. Añadimos las claras montadas a la mezcla de chocolate y movemos con una espátula de silicona con movimientos envolventes para que no se pierda el volumen. Al ir integrando las claras veréis como la masa parece que se creciera y se nota la esponjosidad.
Pasamos a volcar la mezcla en un molde. Con estos ingredientes sale un bizcocho grande que sube bastante, por lo tanto usar un molde de los grandes o dos medianos. El molde lo engrasé con aceite de oliva. Eché unas gotas en el fondo y con un papel de cocina impregné el resto de superficie.



Hornear a 180º unos 30-40 minutos. Si véis que se está quemando la superficie, taparlo con papel de aluminio pero no vayáis a abrir el horno antes de que hayan pasado 20 minutos, por que de lo contrario se bajará el bizcocho. Dejad enfriar unos minutos en el molde y a continuación pasadlo a una rejilla hasta que enfríe del todo.Decidí decorarlo de alguna forma original con azúcar glass y me hice una plantilla manual. Usé dos cortadores de galletas de distinto tamaño pero con el mismo motivo. Usé un folio que presioné ligeramente encima del bizcocho, para que quedara marcado el diámetro y poder disponer los cortadores de manera uniforme. Marqué con rotulador comestible y recorté. Cuando el bizcocho ya estaba frío, coloqué la plantilla encima del bizcocho y espolvoreé con azúcar glass.



 La cara de mis hijos cuando se despertaron lo dijo todo. Les encantó y el bizcocho tardó sólo horas en desaparecer. Buen provecho!



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