PROVOPIZZA A LAS FINAS HIERBAS

Me considero una "ratoncita". Soy una enamorada del queso en todos sus tipos, formas, sabores y nacionalidades. Siempre hay en casa de varios tipos. A mis hijos les gusta también mucho y es habitual presentarlo a la mesa como complemento del almuerzo o cena. Esta atracción por el queso ha sido de siempre en mi vida, pero es cierto que ahora parece que está de moda. Desde hace unos años se imponen las tiendas especializadas en quesos. Gracias a ellas se ha disparado el consumo de quesos de calidad y se pueden encontrar auténticas "joyas" de pequeños productores que incluso se ofrecen en estas tiendas para degustarlos. Es un cambio de mentalidad importante en un país como el nuestro en el que, pese a su extraordinaria riqueza quesera,  nunca se le ha dado a los quesos la importancia que merecen.
Pero, independientemente de estas tiendas queseras, en todas las grandes superficies encontramos una amplia selección de quesos para poder consumirlos en casa. Uno de los favoritos es el provolone, un queso italiano hecho con leche de vaca, cuyos orígenes se encuentran en el sur de Italia. Hoy en día la mayor producción se produce en la región del valle del Po, particularmente en Lombardía y Veneto. El queso provolone resulta un excelente acompañante de vinos tintos encorpados y viejos. En la mesa pude ser servido con chutneys calientes, panes, y por supuesto en recetas de pasta.


El provolone es un queso italiano semiduro para todo uso, con un color claro y una textura firme y fibrosa, de sabor suave y ahumado, que puede ser cortado sin demoronarse y si es añejo se puede rallar. Prácticamente no tiene agujeros, el sabor puede variar de leve a fuerte y picante dependiendo del tiempo de maduración. Está disponible todo el año y  además de Italia, este queso se produce en muchos otros países, donde destacan: Francia, Alemania y Estados Unidos.
El queso provolone se presenta en varias formas y tamaños: típicamente viene en forma de pera, aunque es frecuente encontrarlo en presentación de "gran salami", aunque también en forma de pera grande o incluso mini. Desde el punto de vista culinario, es muy preciada su capacidad de fundición, por lo que se le da muchos usos, especialmente al horno y a la plancha.


Partiendo de esta facilidad que tiene el provolone para fundir ha surgido esta idea que se encuentra por la red, la provopizza. Se suele usar masa de pizza, aunque yo le he dado mi toque Carmela, usando hojaldre que me gusta más. Eso lo dejo a vuestra elección. Probad la receta porque prácticamente se hace sóla y está buenísimo. Ya me contaréis...

1 lámina hojaldre o masa de pizza
1 rodaja gruesa de queso provolone
Aceite de oliva
Finas hierbas

1. Para esta provopizza he usado un molde pequeño de unos 15 cms. Lo engrasamos  y cubrimos con la masa para pizza o la lámina de hojaldre. Lo ajustamos bien para que no se despegue del molde.

2. Ponemos dentro la rodaja del queso. 

3. Regamos con un hilo de aceite de oliva y espolvoreamos las finas hierbas. 

4. Horneamos a 220º unos 15 minutos y listo. No me digáis que no es una cena fácil y riquísima...




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