TARTA CON PIÑA CARAMELIZADA 

¡Hola amores! Hoy me he levantado golosa, se me antojaban un montón de cosas ricas, y finalmente me he decidido por hacer esta tarta que fue de las primeras que horneé. De hecho he dudado si publicar esta foto (que puede tener unos 7 años) pero finalmente me he decidido, a pesar de su mala calidad, porque me trae recuerdos de cuando mis hijos eran más pequeños. Si os fijáis en el centro se ve un agujero que es el que ellos, (como si de ratoncitos se trataran) dejaban en casi todas las tartas y bizcochos que había a su paso cuando eran pequeños. Cada vez que pasaban por la cocina le daban un pellizquito hasta hacer ese cráter que tiene la tarta. Quizás no sea la mejor foto del mundo pero a mí me encanta igual que la Tarta de Santiago a la que ellos espolvorearon el azúcar glass dibujando la cruz que quedó de aquella manera.

Pero volviendo a la tarta, deciros que tiene un sabor muy tropical por la mezcla de piña y coco, el bizcocho es húmedo y al mantenerla en la nevera está más deliciosa aún. Siempre me gusta hacer tartas y postres con frutas, ese toque de frescor que les da me resulta mucho más apetecible sobre todo en estas fechas tan calurosas. Y en esta tarta la culpable de que sea tan apetecible la tiene la piña, una fruta tropical originaria de América del Sur. No se sabe con certeza el país donde se dio origen, pero los estudios señalan a Brasil, Paraguay y Argentina. De ahí se propagó principalmente al Amazonas, Venezuela y Perú para luego emigrar a Europa y Asia.

 

La piña históricamente fue conocida por su rareza y hace más de 500 años se convirtió en todo un símbolo de la hospitalidad y lujo. Según documentos históricos, Cristóbal Colón descubrió la piña en su segundo viaje al Caribe en 1493. En una aldea local en la isla de Guadalupe, su equipo encontró montones de verduras frescas y frutas exóticas que los marineros nunca habían visto o probado. Comieron las frutas y descubrieron que disfrutaban sobre todo de una fruta en particular: la piña. En sus registros, escribieron sobre la curiosa fruta nueva, que tenía un exterior abrasivo y segmentado como una piña de pino y una pulpa interior firme como una manzana, así nació el nombre de esta fruta en ingles; “pineapple”. 

El azúcar refinada y la fruta fresca eran una rareza costosa cuando Colón regresó a Europa e introdujo la piña dulce. Fue un éxito instantáneo entre la Corte real y las piñas se convirtieron en un símbolo de gran riqueza. Pasaron casi 200 años hasta que los jardineros europeos pudieron cultivar las frutas en las condiciones europeas. Las piñas no solo eran caras, sino también frágiles. El viaje por mar desde el Caribe hasta las colonias hacía que se pudrieran la mayor parte de la fruta durante el viaje caluroso y húmedo. Incluso a finales del siglo XVII, la piña seguía siendo tan codiciada que el rey Carlos II de Inglaterra posó para un retrato oficial en un acto que era simbólico del privilegio real: recibir como regalo la primera piña cultivada en el país.

 

También, por aquellos tiempos, cuando los marineros desembarcaban en un puerto, siempre buscaban casas con piñas colgadas en la puerta, sinónimo de comida o alojamiento. Desde entonces, la piña ha sido incluida en el diseño de puertas y en la entrada de las ciudades como símbolo de bienvenida. Así siguiendo esta tradición, desde aquí os cuelgo una piña en forma de tarta para daros la bienvenida a la receta para que podáis disfrutarla como merece. Aquí os la dejo...


Para el caramelo 

180 gr azúcar moreno

40 ml jugo de piña

60 gr mantequilla


Para la tarta 

200 gr harina

2 huevos

120 gr mantequilla a temperatura ambiente

180 gr azúcar

9 gr levadura

80 ml leche

60 ml jugo de piña

1 cdta esencia vainilla

1 lata piña en su jugo

Guindas

Coco rallado


1. Para el caramelo derretimos la mantequilla y mezclamos con el azúcar y el jugo de piña. Dejamos al fuego hasta que se deshaga el azúcar.

2. Forramos el molde por fuera con papel de aluminio para evitar fugas. Ponemos rodajas de piña escurridas y guindas en la base. Volcamos encima el caramelo. Reservamos.

3. Para el bizcocho batimos la mantequilla con el azúcar. Añadimos los huevos y la vainilla.

4. Tamizamos la harina y la levadura y mezclamos con lo anterior. Vertemos la leche y el jugo de piña y mezclamos todo.

5. Volcamos la masa en el molde y horneamos a 180º  durante 1 hora aproximadamente. 

6. Sacamos, dejamos enfriar unos minutos, desmoldamos, y en caliente con el jugo de piña que nos haya sobrado de la lata, pintamos la tarta por encima y los laterales. Con la mano la cubrimos con coco rallado, mucho. Dejar enfriar. Morirse de gusto con cada trozo que cortemos...





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