TARTAR DE MELÓN CON JAMÓN Y POLVO DE IBÉRICO 

Hola amores! Empezamos semana y yo ando bastante floja, no puedo ni con mi alma. Estos calores los estoy llevando fatal. Eso es lo malo de Córdoba, adoro mi ciudad, pero el verano es mortal. Me agota para todo, hasta para cocinar que eso ya es difícil en mí, pero días como hoy los pasaría sin comer nada, solo me apetece beber agua y no enredar en la cocina. Por eso, hoy creo que es un buen día para hacer este tartar, que no es otra cosa que el tradicional melón con jamón de toda la vida pero con mi "toque Carmela". Este plato se tarda muy poco en hacerlo, es bastante sencillo, y el resultado es un plato muy refrescante gracias al melón y su alta proporción en agua (80%).

Sobre el origen del melón existen dos teorías: unos expertos piensan que es originario de Asia meridional, y otros atribuyen al continente africano su nacimiento, de hecho existen representaciones de esta fruta en tumbas egipcias de hace 4.400 años. Entró en España a través de las rutas comerciales que llegaban al puerto de Cartago Nova (actual Cartagena) en los siglos de dominación romana de la Península Ibérica (del III a.C. al IV d.C.). Los manuales de horticultura escritos en este periodo muestran como los romanos dominaban el cultivo de melones, al igual que describen como lo servían con almizcle, acentuando así su dulzor. También los musulmanes conocían sus propiedades ya que una de sus creencias dice "el que sacie su estómago con melones se llenará de luz".


 

Durante la Edad Media fueron introduciéndose en Europa, concretamente en Francia, donde la corte los consumía acompañados de vino moscatel.

Ya en la Edad Moderna Cristóbal Colón los introduciría en América, aunque en los siglos XV y XVI su tamaño sería algo menor que en la actualidad.

Variedades de melón hay muchas, pero quizás las más conocidas sean: 

- Piel de sapo: En el último medio siglo debe ser el más cultivado en la costa mediterránea española y en la Castilla La Mancha. Verde con manchas oscuras, como la piel de un sapo.
De forma ovalada y de piel algo rugosa. Las nuevas variedades, los nuevos híbridos de este tipo de melones, son las más cultivadas en España y tienen diferentes grados de escriturado en la piel.
Los gastrónomos los prefieren con carne consistente, algo cruijiente, blanca y dulces.

- Cantaloup:  De origen americano, son los más producidos del mundo. Melones de forma esférica y reticulado grueso en toda la superficie. Pulpa de color anaranjada y aromática.
Las grandes corporaciones fruteras norteamericanas han ido a cultivar melones para alargar la temporada y rebajar costes de producción a Costa Rica, Honduras o Guatemala. Estos países son los grandes productores de melón Cantaloup o Honey Dew para el mercado de USA.

 

- Melón Galia: De origen israelí. Se ha popularizado por todo el mundo. Melón de forma redondeada, corteza de color verde, variando al amarillo en la maduración del fruto. Tiene un fino reticulado en la piel. La pulpa es blanco verdosa de consistencia mantecosa. Las piezas de mayor calidad y bien tratadas en la poscosecha y la cadena de suministro tienen un extraordinario atractivo en las fruterías.


 

 Con este último, que está delicioso,  ha sido el que he usado para el tartar que os traigo hoy. Os dejo la receta...

 

1 melón de Galia

150 gr jamón en taquitos

3 lonchas de jamón ibérico

Perejil

Aceite de oliva virgen extra

Vinagre de manzana

Pimienta negra molida y sal

 

1. Troceamos el melón en dados y mezclamos con el jamón en taquitos y un poco de perejil.

2. Aliñamos con aceite, vinagre, sal y pimienta. Lo dejamos macerar 30 minutos en la nevera.

3. Mientras, horneamos las lonchas de ibérico a 200º unos 15 minutos, hasta que veamos que está dorado y crujiente.

4. Trituramos con un robot de cocina hasta reducirlo a polvo.

5. Escurrimos el melón ya macerado y emplatamos con un aro el tartar. Espolvoreamos con el polvo de ibérico.

 

Más fácil y delicioso, imposible. Feliz día!


 

 

 


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